Fuimos dos niños jugando al amor
Irracionales, sin medir las consecuencias
Tu, en tu más y completa pero radiante anarquía
Yo, en esa irreverente tormenta de deseos incumplidos
Fuimos el fuego que no se apaga con sólo querer
Somos más que los extraños a la salida del tren
Mi inconciente predijo el destino antes de leer el Apocalipsis
Pero en silencio decretaba los génesis eternos
No llegamos a arena blanca a la orilla del mar
Quizá seamos el humo de la hierba que se desvanece en el viento
Encontraremos la calma soñándonos de lejos
No se predica la paz, mientras se empuña el armamento
...un armamento de arena blanca...
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