La vio venir envuelta en una ráfaga de viento colorida y bulliciosa. Sin más, Pedro intentó acercarse sin embargo ella lo evadía, parecía reírse de él en su intento fallido de poder tocarla siquiera. Pedro la seguía, tratando de acercarse corriendo aceleradamente bajo su sombra pero ella, seguía mofándose de él, lo esquivaba, se acercaba tanto como era posible sin correr el riesgo de ser tocada; ella sabía lo que hacía, lo había hecho innumerables veces con otros chicos en otros parques, en otras colinas, coquetear, hacerse desear y salir huyendo cual bandida roba corazones inocentes; era su hobbie, aparecer de repente, dejarse ver, seducir con la idea de poder ser poseída y luego perderse tal como vino, en la ráfaga de viento tras las nubes en la neblina. Pedro corría tras ella sin cansarse, queriendo siquiera rozarla con sus dedos; sus colores brillaban al sol y se veía hermosa, radiante, parecía haberlo hechizado. No había cansancio ni fatiga en él, aquel chico de camisa amarillenta, de overol de mezclilla, zapatos rasgados y boina azul, lo acompañaba la mirada perdida y la sonrisa enérgica de quien no tiene nada que perder y mucho que ganar. No se dio cuenta que había corrido tanto hasta que se percató de haber llegado al otro lado de la colina donde el viento era más tenue y las corrientes de aire cambiaban de rumbo; de repente y sin más, se detuvo el viento y se detuvieron sus pies al mismo tiempo y justo debajo de ella; miró hacia arriba donde la veía como adormecida, tambaleando cual péndulo hacia abajo, extendió sus brazos para hacerle cuna y allí cayó; cual bella durmiente en su regazo. Él caminó con la tranquilidad de quien lo tiene todo el la vida recogiendo sus pasos, avanzando hacia el pasado buscando un lugar seguro del lado de la colina de donde no debió haber salido, buscando de nuevo el viento que la hizo inalcanzable, la prefería así, altiva, imposible.
Así pues, retrocedió tanto que llegó al lugar donde fue feliz, donde el viento no descansa y donde ella podía alzar el vuelo.
Título: La Cometa
Autor: Jhanoayra Barrios
