Observo a una muchacha, sentada en un solar en medio de la plaza, la miré porque me gusto su vestido al moverse con el viento, y su cabello negro contrastaba con su tez blanca. Ella estaba ansiosa, inquieta, como si estuviera esperando a alguien o algo…
Me quedé sentada en una banca donde ella no podía verme observándola, porque tenía unas palmeras de moriche frente a mí. La observaba por horas, porque me tenía curiosa de su ansiedad, se movía de acá para ya, y miraba su teléfono celular, por instantes me provocaba acercarme y ofrecerle mí ayuda, pero entendí la escena como una prueba de resistencia, tratar de controlar mis impulsos ese día era mi meta. Pasaron horas y los niños de la plaza se fueron hiendo uno a uno, con sus padres y sus hermanos. La tarde se hizo noche, yo sentada y ella angustiada. Salio la luna inmensa, ella también la vio y espero unos instantes y tomó su camino…
JHANOA
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